Es nuestro héroe

Juan Francisco Hernández Matamoros (Madrid 1956), más conocido por su nombre de guerra, Kiko Matamoros, no deja de admirarnos y sorprendernos, a partes iguales, con su innata capacidad de generar ingresos para sus siempre depauperadas cuentas corrientes –lleva siendo en el 2017 y en el 2018 uno de los más perseguidos por Hacienda como defraudador– manteniéndose siempre en primer plano de la actualidad televisiva gracias a sus constantes polémicas. Y eso no lo puede hacer cualquiera. De representante de Carmen Ordóñez y de Mar Flores, que llegó a ser cuñada suya, y hermano de Coto (entonces en la cresta de la ola) llegó como un ciclón a los programas de Mediaset y allí sigue como una roca desde que advirtió que da mucho más juego ser protagonista de las trifulcas que comentar las ajenas: sus hijos, sus exmujeres (sobre todo Makoke) lo han sufrido en sus carnes, pero ahora acaba de rizar el rizo. Acaba de romper (con escandalera incluida) con su novia de dos días, Cristina, a la que juró amor eterno y anuncia ya un nuevo noviazgo. Es un máquina.