Serie B y poco currada

Parece mentira que en la producción de Brigada Costa del Sol haya participado Netflix y la Warner. Después de ver el primer capítulo, estrenado simultáneamente en Telecinco y Cuatro, cabe pensar que se ocupó del tema el equipo B, pero de lo contrario, no se explica la sensación de, sin ser mala, la demasiada desidia en la puesta en escena. La serie se ambienta en los 70, en plena transición y antes de las primeras elecciones generales, con la llegada a Torremolinos del primer grupo policial contra el tráfico de estupefacientes –básicamente hachís–. Ya sorprende que el arranque sea un constante flashback del protagonista, gravemente herido, explicando cómo ha llegado a esta situación (o sea que original tampoco es), pero es que hay detalles que chirrían, como carteles de Burger y Asian, en los 70; rock-punk como banda sonora y selección de carteles de Adofo Suárez como si no se presentase nadie más en los comicios. Pero lo peor es esa obsesión para que los protagonistas imiten el acento andaluz a base de ceceos imposibles que acaban resultando hilarantes por falsos.