Callar, oír y aprender

Hay que reconocerlo, La Voz Senior, por encima de La Voz a secas y sobre todo la de La Voz para niños, tiene un plus que no tienen, ni tendrán, las otras dos variantes del talent show de Antena 3, que marcha sobre ruedas si nos atenemos a las audiencias: su alto grado de sensibilidad propiciado por un grupo de veteranos, entre 67 y 87 años, que se suben al escenario, pese a que los jurados den la sensación de tener el corazón de cemento, con la ilusión de un principiante. En el estreno hemos visto a esforzados vocalistas curtidos en mil fiestas mayores; autodidactas proclamados reyes del karaoke, expertos animadores en bodas, bautizos, comuniones o reuniones familiares, o personajes como Gemma del Barrio, viuda de 87 años, que acude a clases de canto, y ni a la que la familia, ni su marido, la dejaron nunca cantar. No le dieron ni bola y ella repartió zascas cuando Paulina Rubio fue a consolarla. Lo mejor es que la mayoría, por no decir todos, cantan de maravilla y, como confesó avergonzado uno de los coaches, lo que conviene hacer es “callar, oír y aprender”.