BOIG PER TU
El orfebre anónimo
Ya pasó otra final de la Champions que, esta vez, fue a mano del Liverpool. Cada final nos deja una serie de imágenes para recordar. En esta, por ejemplo, el penalti más rápido del torneo que, a juicio del árbitro, no necesitó ni VAR ni nada, o esa espontánea que saltó al césped para publicitar una web de adultos antes de ser detenida por las fuerzas de seguridad. Por cierto, que no acabamos de entender la fijación de la UEFA de no cortar las imágenes (los comentaristas también decidieron por obviar comentarios) cuando a los cinco minutos ya corrían por las redes sociales con todo lujo de detalles sobre la identidad de la invasora y sus circunstancias. Sin embargo, hay otra escena, ya todo un clásico, que suele pasar desapercibida cuando debería ser objeto de más de un reportaje por parte de los medios (no me consta de que se haya hecho) y es la del anónimo orfebre que, nada más acabado el partido, se encarga de grabar el nombre del equipo ganador en la Orejona (73,5 centímetros de altura y 7,5 kilos de peso). Ha de trabajar deprisa, sin fallos y con una presión añadida terrible.