BOIG PER TU
El jefe despedido
Siempre hemos dicho y así lo hemos escrito que el gran problema de El jefe infiltrado, pese a su indudable capacidad de enganchar al personal por aquello de “¿a ver qué pasa?”, es que resulta poco creíble básicamente porque en las pequeñas empresas (otra cosa sería una gran multinacional) cuesta pensar que por muchas pelucas, maquillajes, bigotes y barbas de atrezo que le pongan al jefe no haya ningún empleado que le reconozca. Sin embargo en esta última entrega se rizó el rizo. Daniel Medrano, director de Calidad de la empresa La Emilita, ubicada en la madrileña Villaverde, se hizo pasar por Javito, un recién llegado al obrador, porque la empresa se dedica a la elaboración de churros y otros productos de bollería para la hostelería y restauración. Como siempre observó defectos graves (que no sé yo si luego afectarán o no a sus ventas) y acabó enfrentándose con el encargado que, ni corto ni perezoso, lo puso de patitas en la calle. Luego todo fueron lágrimas y excusas y el jefe bueno, como siempre, le regaló un pasaje a Ecuador para ver a los suyos.