La Grossa no toca

Los pelos como escarpias se nos pusieron en casa al oír el lunes los informativos de TV3 anunciando que el primer premio de La Grossa de Sant Joan, con tres millones de euros al máximo acertante, había quedado desierto porque no se había vendido. Un duro golpe a la credibilidad del sorteo, y más aún si se tiene en cuenta que en el 2015 ocurrió exactamente lo mismo con el detalle adicional de que el montante se iba a los diez millones. No somos ni queremos ser malpensados, Dios nos libre, y todo se debe a los inescrutables designios del azar y a un golpe de verdadera mala suerte, pero no ayuda nada, pero nada de nada, que no haya ganadores. Y más aún en el siglo XXI, cuando la tecnología está al servicio de la ciudadanía y, en este caso, de la Generalitat. Y mira que había soluciones. La más fácil será la que ya se utiliza en Euromillones, Primitivas o Bonolotos; no hay premios, hay bote. O más aún, con lo informatizado que está todo, se sabe que el número no se ha vendido, se vuelve a sortear a renglón seguido y se acabó el problema. ¡Y, ojo!, ¡que el 31 de diciembre hay otro sorteo!