BOIG PER TU
Lo turco es lo que se lleva
Ya lo habíamos escrito, en este mismo rincón, no hace demasiado tiempo: las telenovelas turcas han acabado por desbancar completamente a las latinoamericanas en el favor de los telespectadores. No es de extrañar. Tienen más presupuesto, mejores tramas, ruedan en exteriores y no en platós, los actores son mejores y, tanto ellos como ellas, se ajustan más a los cánones de belleza actuales. En resumen, arrasan en audiencia. Solo hace falta fijarse en un detalle que no sé si se valoró en toda su importancia. Telecinco sacrificó una hora, la primera, de Sálvame este pasado lunes para emitir, de manera simultánea con Divinity, el puerto donde amarran todas las producciones turcas, el estreno de Dolunay (Luna llena). El resultado, espectacular, un 11,9 de audiencia. Y además para admirar al nuevo símbolo sexual televisivo: el actor, antes abogado, Can Yaman (Estambul, 1989). Debutó en las telenovelas en el 2014 y triunfó en el 2018 con Erkenci Kus (pájaro soñador), un año después de Dolunay (2017). Ahora está haciendo la mili obligatoria en el país de Erdogan.