BOIG PER TU
Prosit Neujahr
Reconozco que no soy un entendido en música clásica, pero sí que estoy enganchado al concierto de Año Nuevo desde la Sala Dorada del Musikverein de Viena. Lo veo año tras año desde la adolescencia, cuando la televisión en blanco y negro ofrecía sólo (y aún no sé el porqué) la segunda parte. Como no entiendo demasiado, todos me parecen excelentes (al igual que me resultan tediosos los documentales con los que ilustran el intermedio), especialmente cuando la Filarmónica de Viena se arranca con El Danubio Azul tras su, a voz en grito, Prosit Neujahr, con el que felicitan al público y a la millonaria audiencia (95 países lo ofrecen en directo con un potencial estimado de 1.000 millones de espectadores) para dar paso a la Marcha Radetzky (este año, libre al fin de las reminiscencias nazis) con las tradicionales palmas controladas por el director de turno. En el del 2020 le tocó el turno al letón Andris Nelsons (Riga, 1978) que dió la sensación de que en el atril se lo pasaba en grande haciendo debutar en el concierto al mismísimo Beethoven, al cumplirse los 250 años de su nacimiento.