BOIG PER TU
Lo que no consiga Bertín
Se estará o no de acuerdo con él (la verdad es que Bertín Osborne produce filias y fobias casi al cincuenta por ciento) pero es indudable que las relajantes entrevistas en su programa televisivo (preguntas polémicas las justas) consiguen un efecto terapéutico en sus invitados, que ante tanto ja,ja y ji,ji, sumado a los efluvios del vino descorchado con profusión, acaban haciendo confesiones, en otros escenarios, inimaginables. Para cerrar temporada, Bertín se fue a casa, que ya es ir, de Federico Jiménez Losantos (Teruel, 1951) y allí, entre un rato en el sofá y otro en la cocina –el ultramontano y carpetovetónico periodista tuvo el cuajo de cocinar con delantal pero sin quitarse la americana– recordaron la etapa marxista de Losantos en Barcelona, que acabó de manera abrupta cuando fue tiroteado en una pierna por Terra Lluire, lo que provocó un giro radical de 180 grados en su ideología. Vivía en una comuna en el casco antiguo y el mítico José Pérez Ocaña (1947-1983) era un asiduo. Losantos comentó que siempre se ponía debajo de la mesa con fines (in)confesables.