Inefable Ana Rosa

La verdad es que no somos mucho de Ana Rosa Quintana (Madrid, 1956), como tampoco de Susanna Griso. Nuestra desafección se la ha ganado a pulso como telepredicadora desde su púlpito de Telecinco. La “reinona” de las mañanas televisivas desde la ya lejana marcha de Maria Teresa Campos, pontifica sin rubor ni escrúpulos llevando siempre el agua a su molino, o lo que es lo mismo, dándole caña a Pedro Sánchez. Su cortijo televisivo, por algo la productora es suya, se ha convertido en el hábitat natural de la presidenta de la Comunidad madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que se pasea por el plató de El programa de Ana Rosa como si fuese su casa o su actual apartamento de superlujo en el que pasa los rigores del confinamiento, y tanto la defiende que no ha dudado en fulminar a uno de sus colaboradores, Antonio Maestre, por criticarla en vivo y en directo. Hacedora impagable de frases para la posteridad (en eso rivaliza con su amiguísima Ayuso), la penúltima ha hecho furor en las redes: “el coronavirus aún no tiene vacuna, y tampoco la tiene el Sida y de eso hace diez años, ¿no?”.