BOIG PER TU
Los deseos y la cruda realidad
El problema de la promoción de las apuestas deportivas en línea y la crisis del Barça es idéntico: la solución va para (muy) largo. Salvando las distancias, nos recuerda a aquella leyenda sobre Franco (cierta o no) que aseguraba que sobre la mesa de su despacho tenía dos carpetas: una para los problemas que no iban a solucionarse nunca y otra para los que se solventarían con el paso del tiempo. Pues eso. Este fin de semana oía en un magacín matinal radiofónico cómo un experto aseguraba que con el confinamiento por el Covid-19 se habían disparado, hasta límites preocupantes, los casos de adicciones a las apuestas deportivas, especialmente entre los más jóvenes, y añadía que menos mal que con las prohibiciones del gobierno, la cosa remitía. ¿Qué prohibiciones? La obligatoriedad de las campañas entre la una y las cinco de la madrugada se la pasan por el forro las casas de apuestas cada vez, y ahora hay uno a diario, ya que se ofrece en directo un partido de play-off de ascenso, Europa League o Champions. Eso sí, se advierte que hay que jugar con prudencia. Menos mal.