La liga de los despropósitos

Ha comenzado la liga más extraña y desconcertante con el coronavirus presente, los campos vacíos, los calendarios incomprensibles y asimétricos, las mascarillas de quita y pon, sin un duro y, de fichajes, los mínimos y solo los baratos y, por supuesto, el primer amistoso del Barça. Viéndolo ante el Nàstic de Seligrat, Joan Oriol y Marc Trilles, tras el 2-8 y la espantada de Messi, en su primer test con el argentino titular sin apenas entrenar y como capitán después de su renuncia, asusta pensar en la conversación privada que no tendría Leo con Koeman. Si llegan a jugar Vidal y Suárez habría que aplicar aquella célebre reflexión de Toshack cuando entrenaba al Madrid tras una derrota blanca: “Al final juegan los once cabrones de siempre.” Y viendo a Bartomeu en el palco y con los medios afines mirando hacia otro lado con la consigna de “aquí no pasa nada”, también cabe recordar aquella leyenda, cierta o no, atribuida a Franco: en su despacho tenía dos carpetas, una para los temas que no iban a resolverse nunca y otra para los que iban a solucionarse con el paso del tiempo.