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Kiko Rivera, derrumbado en el plató.

Kiko Rivera, derrumbado en el plató.SEGRE

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En Mediaset lo tienen claro (nos guste o no, saben lo que quieren). Aplicándose al máximo aquello de que el fin justifica los medios, lo dan todo, sin reparar ni en gastos ni en escrúpulos, para liderar la audiencia. Ahora han encontrado un filón en la guerra sin tapujos entre Kiko Rivera y su madre Isabel Pantoja con la herencia de Paquirri de por medio. Ya se sabe que no hay nada más que separe a una familia que el dinero. Y como con los programas habituales (incluidos los que no lo son) para tratar el tema no tenían bastante, se sacaron de la manga un especial monográfico de más de tres horas este viernes bajo el título Cantora, la herencia envenenada, que dejó claro que lo de que la Pantoja ha renovado con Mediaset hasta el 2022 es una fake new como Dios manda. Con un Jorge Javier Vázquez salivando de gusto y con Kiko en el plató hubo de todo hasta el hartazgo: gritos, lloros, reproches, acusaciones, amenazas veladas, y entradas y salidas telefónicas hasta bien entrada la madrugada. ¿Resultado? El 34,5% de audiencia y 4.000.000 espectadores. La voz, el 13%.

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