BOIG PER TU
Ridículos (más que) evitables
Ya sabemos que en los programas de Mediaset en general, y en Sálvame en particular, el sentido del ridículo, tanto de presentadores como de colaboradores e invitados, se cuelga en la puerta de acceso al plató, pero en algunos casos, o en muchos, la vergüenza es más que evitable porque, al final, no aporta nada al programa. Eso es lo que ocurrió el viernes en directo.
Estaban discutiendo sobre si un reloj Rolex (de más de cien mil euros) y unas botas Dior (de más de dos mil) que luce últimamente la colaboradora Raquel Bollo son falsos o no, lo que demuestra que ese día de temas andaban flojitos (se ve que la artillería pesada la guardan para los dos Deluxe). El caso es que Paz Padilla lo deja todo (el programa quedó en manos de Chelo García-Cortés, que lo dejó hecho unos zorros) y en Uber de lujo se fue a la Milla de Oro de Madrid a la tienda de Christian Dior a preguntar en plan Pretty woman pero provinciana a tope.
Seguridad no dejó pasar a la cámara y ella, en plan patoso y chabacano, iba entrando y saliendo para contar las novedades que, por cierto, no hubo ninguna..