La Campos, a la nevera

A la octogenaria María Teresa Campos (Tetuán, 1941) no paran de darle disgustos. En vez de disfrutar de un dorado retiro (sus deudas y las de sus hijas probablemente lo impiden), la obsesión por seguir siendo alguien en los medios le obliga a seguir lanzándose a el área mediática, sin demasiada red.

El último golpe se lo ha propinado su cadena amiga (bueno, amiga desde que firmaron un pacto de no agresión), que le dio, con reticencia, un programa de entrevistas, La Campos móvil, en el que María Teresa iba a entrevistar a troche y moche mientras se daba un garbeo por las calles de Madrid, incluida la puerta de Alcalá, “con la falda almidoná y los nardos apoyaos en la cadera”. Lo de la reticencia viene a cuento porque, temiéndose lo peor, no lo colocaron en el prime time del también defenestrado Sálvame tomate (de eso hablaremos mañana).

Fue tal su fracaso en su estreno con Isabel Díaz Ayuso (al estar grabado no pudieron hablar de su moción de censura, el mismo día de su emisión) que lo han puesto en stand by a la espera de que el tiempo aclare.