Este baile ya cansa

No extraña en absoluto el descalabro del estreno de The Dancer en La 1. Además de su superior competencia (Mujer y El precio justo), resulta que buscar al mejor bailarín, o bailarines, de este país es un tema ya muy trillado en los talent show, que, de hecho, no levantan cabeza desde la eclosión de Susan Boyle.

Ni Sandra Cervera ni Ion Aramendi en la presentación, junto al jurado (excesivamente impostado para empatizar con el personal) compuesto por Lola Índigo, posturitas; Miguel Ángel Muñoz (aún fue lo mejor del show por su empatía) y Rafa Méndez, fuera de tono, lograron enganchar a la audiencia. Todo resultó cansino, repetitivo y, sobre todo, la demostración palpable de que, salvo un renovador giro de estrategia, estamos ante una fórmula ya caducada y sin atisbos de recuperación.

De hecho, The Dancer nos hizo añorar, pese a sus escasas innovadoras aportaciones al género (parafraseando al maestro y crítico cinematográfico Alfonso Sánchez (1911-1981), a títulos ya consagrados como Mira quién baila, Mira qué baile, o Bojos pel ball.