¿Malo? ¡No, peor!

No nos extraña en absoluto que Atresmedia haya relegado el bodrio de Love Island a la minoritaria y marginal Neox. De hecho, con la ayuda de Nova, Mega y Atreseries (otros cajones de sastre de la empresa), no llegó al cuatro por ciento de la audiencia.

La burda imitación-mezcla de La isla de las tentaciones, First dates y Gran Hermano resultó un fiasco monumental rebozado en un pésimo montaje con tics y actitudes retrógradas, cavernícolas, ultramontanas y, digámoslo, machistas. Con una pésima Cristina Pedroche, vestida por su peor enemigo/enemiga, confirmando por qué fracasan todos los programas en los que está de protagonista absoluta, el encerrar a cinco chicas florero y cinco chicos machacados en el gimnasio chirrió desde el primer momento.

Ellas, en minibikini, tanga y zapatos de tacón. Ellos en bañador y deportivos.

Primeros planos de tetas, culos y abdominales hasta el hartazgo y elección de pareja como si se pasasen por la estantería del súper. Lo que me extraña es que todavía no hayan cancelado semejante bodrio.

Será que nos hacemos mayores.