BOIG PER TU
Empezó mal, acaba peor
Lo mínimo que puede decirse del ¿fallido? intento de crear la Superliga de fútbol europeo es que la manera de conducirla y presentarla ha sido chapucera. No hace falta ser muy listo para saber que para que un golpe, en este caso deportivo, triunfe, ha de tener múltiples complicidades atadas y contar con un amplio respaldo popular.
Hace muchos años que lo de la Superliga está en todos los mentideros deportivos y ahora, de la noche a la mañana, en un plis plas, el G12 de los clubes más poderosos del continente se tira a la piscina y sin red provocando un enfrentamiento irreconciliable entre el fútbol espectáculo-negocio (porque, no nos engañemos, aquí la cosa va de embolsarse millones de euros) y el fútbol sentimiento. ¿Error de cálculo de los promotores? Probablemente, pero, es que además, la presentación no pudo hacerse peor: con nocturnidad y casi con alevosía.
En lugar de una mediática rueda de prensa con los implicados, en plan show televisivo, a Florentino Pérez no se le ocurrió otra cosa que ir a desvelar el proyecto al Chiringuito... El arranque, la verdad, serio, serio no fue.