En los Oscar ganan las salas

Han pasado los Oscar y hay que convenir que, sin llegar a lo de con más pena que gloria, ya no son lo que eran. No por lo de dejar de ser la gran fiesta del cine, que aún lo es, sino porque el Covid le ha quitado todo el glamour en la alfombra roja y en el escenario.

A la espera de tiempos mejores, que sin duda los habrá, la gran noticia de la edición de este año, y en eso coincido plenamente con el crítico de esta casa, buen amigo además, Juan Ferrer, es que el cine, entendido como salas de proyección, se ha impuesto a las plataformas. Quizá nado a contracorriente y el futuro es otro, pero aún disfruto yendo al cine como antes, a oscuras y con todo el ritual (no ya de chuches y refresco) de cena o copa pre o post proyección.

Todas las ganadoras de la presente edición han pasado antes por las salas convencionales, como Nomadland, El padre o Minari, y alguna que otra más. Soul o Mank han quedado al otro lado.

Todas buenas, sin duda, pero qué quieren, para los que tenemos ya una edad ir al cine es ir al cine y lo demás, en el sofá de casa, no deja de ser un sucedáneo.