No todo el humor es bueno

Volvamos a insistir en el tema. En el humor no hay (o no debería de haber) ni tabús, ni intocables, sobre todo si aprendiéramos a vivir de una vez mirándonos el ombligo.

La libertad de expresión no puede esconder otra evidencia: que en el humor, sea malo o, para ser más ecuánimes, a nosotros no nos haga gracia, no por ello vamos a quemar en la hoguera a los responsables. Dicho esto, lo mismo que no nos gusta la desafortunada sección del colaborador de La resistencia burlándose de capitales de provincia españolas (ya recordamos aquí el capítulo dedicado a Lleida) tampoco la de El chiste de Renata en Zapeando a cargo de la italiana Renata Zanchi, youtuber e influencer con miles de seguidores.

A estas alturas del partido, hacer chistes sobre si los catalanes son agarrados; los andaluces, vagos; los vascos, prepotentes; los aragoneses, tozudos, o los gallegos, indecisos, es retrotraernos a los años 70, cuando en las gasolineras u bares de carretera encontrábamos, además de alguna que otra joya clásica, a la venta los cassettes con los chistes sobre gangosos de Arévalo.