Viaje en el tiempo

Nos sabe mal por Thais Villas (Fraga, 1974), excelente profesional que, además, es pareja del siempre sorprendente Òscar Dalmau y cuñada (aunque esto, la verdad, no viene a cuento) del emergente Marc Giró, casado con su hermano, el televisivo y radiofónico Santi Villas. El caso es que a la habitual colaboradora de El Intermedio y ocasional en Zapeando le han dado un programita, de bajo presupuesto y poca audiencia, en el circuito catalán de La 2.

Se llama Amor Gastronòmik y, pese a su simpatía y el entrañable catalán con deje de la Franja, su temática es tan añeja que parece que retrocedemos en el tiempo hasta los sesenta o, incluso, más atrás. En pleno siglo XXI aquel, ahora desfasado, dicho de que “al hombre se le conquista por el estómago” no debería de seguir vigente.

Es cierto que Amor Gastronòmik incoporpora a la mujer para ser seducida por voluntariosos cocinillas, pero que el motivo de atracción, en este programa de citas a ciegas, sea la habilidad culinaria de los aspirantes, no sé, parece ya muy superado en las parrillas televisivas que se precien.