BOIG PER TU
Coleccionables, que no falten
Es como el día de la marmota.
Cuando llegan estas fechas, final del verano, la vuelta al cole y las tarjetas exhaustas de tanto usarlas, aparecen, en la pequeña pantalla, los reclamos de los coleccionables. Bien mirado, no sirven para casi nada, no existe ya sitio en casa para guardarlos y, sobre todo, valen un pastón y no se acaban nunca.
No por la primera entrega, que suele ser golosamente apetecible, pero la segunda ya no lo es y si uno se fija en la letra pequeña y hace cuentas, le saldría más barato comprar lo-que-sea de una vez y no por entregas.
En esta rentrée pospandemia quien se está llevando la palma es coleccionar, a escala 1/43, los grandes camiones que surcan, de norte a sur y de este a oeste, las carreteras estadounidenses, como la interminable Ruta 66, por citar un ejemplo. Sumen lo que supone el total de la colección y échense a temblar.
Pero hay más: los cromos futbolísticos Panini (que sigue ignorando al futbol femenino), el cuerpo humano (todo un clásico), descubra el punto de cruz, animales del zoo o la colección completa de las aventuras de Sherlock Holmes..