Novell, ¿qué te pensabas?

Xavier Novell, el obispo que ha colgado los hábitos para colgarse ahora de los brazos de una mujer, jamás pensó, es un suponer, que su nueva vida laica le traería tantos problemas.

Y no hablamos de su relación con la curia vaticana, una cuestión, en el fondo, meramente burocrática que pasará más pronto que tarde. El verdadero problema para el emérito es que ha caído en manos de los depredadores televisivos que, embriagados por el olor de la carnaza, no van a soltarle hasta que encuentren otra presa aún más suculenta.

Él, que todavía debe tener línea directa con las alturas celestiales, debería interceder para que este hecho ocurra a la mayor brevedad posible, que va a ser que no a tenor de lo visto.

Todas las cadenas, incluida TV3 (¿quién lo diría?), se han lanzado como posesas para localizarle en su minúsculo nidito de amor (35 metros cuadrados) en Manresa. Lo de Sílvia Caballol, su pareja, lo vendieron como una entrevista aunque no abrió la boca ante preguntas tan candentes como esta: “¿Qué opinas de que Novell esté demonizado después de su relación contigo?”.