Caín era catalán

A partir de aquella célebre afirmación de Aznar, en su etapa de presidente, y ya comentada aquí mismo, en el sentido de que con Catalunya no había que hacer nada, que ya se resquebrajará por si sola, Toni Clapés, en su Versió RAC1 trajo a un experto historiador para que ilustrara al personal acerca de las luchas cainitas que han asolado el panorama catalán desde la noche de los tiempos. Fue demoledor. La conclusión era que se prefiere que gane el enemigo antes que apoyar al hermano.

Esa fijación enfermiza por el cainismo forma ya parte de la marca Catalunya (Barça incluido) y, por irnos al ejemplo más reciente, basta con repasar los informativos (radio, prensa y televisión, por supuesto) de estos últimos días acerca de la mesa de diálogo entre el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat. En Moncloa se partían el culo de la risa ante la guerra, a declaración abierta, entre ERC y Junts. Y una última reflexión.

¿No sería mejor no darle tanta luz y taquígrafos a las reuniones bilaterales antes de comenzar y tomar ejemplo de Euskadi que las explica una vez concluidas?.