¿Nos apostamos algo?

El gobierno, después de mucho marear la perdiz, finalmente se decidió y tomó cartas en el asunto ante la gravedad de la situación: desde el pasado 1 de setiembre nada de publicidad de apuestas online (futbol, bingos, póker y similares) en radios y televisión hasta la una de la madrugada, casi como las teletiendas y el tarot. También se suprimieron los patrocinios en camisetas, para desespero de muchos clubes modestos que se veían privados de una de sus mayores fuentes de ingresos, pero, ¡ah, amigo!, en este país ya se sabe que, hecha la ley, hecha la trampa. Y los responsables de las apuestas encontraron un resquicio para seguir existiendo en horarios convencionales.

No es exactamente lo mismo pero funciona. ¿Y cuál es ese resquicio? Sencillamente los diarios en papel. No sé si se dieron cuenta, pero, con motivo del clásico Barça-Madrid, los periódicos generalistas, y los otros, cubrieron sus portadas tradicionales con un encartado de cuatro u ocho páginas (según disponibilidad) anunciando las múltiples apuestas del partido.

Y de hecho, los encartes siguen.