Pobre niña rica

Hay que reconocerlo, cada vez que aparece Tamara Falcó, sexta marquesa de Griñón, hija del aristócrata Carlos Falcó y de la mediática Isabel Preysler, nos invade un sarpullido.  En su vida privada probablemente sea entrañable, pero en sus apariciones públicas nos da la sensación de ser una (pobre) niña rica que no vive en este mundo, protegida en su burbuja de cristal dorado. Vamos a dar por sentado que trabaja en alguna cosa para ganarse la vida, pero la vemos más en las redes sociales y en periódicas apariciones televisivas. La última en El Hormiguero de Pablo Motos como tertuliana habitual.

En su última presencia, de negro riguroso, junto a Núria Roca, Juan del Val y Cristina Pardo, con el retorno del emérito como tema de debate, Tamara lo defendió a muerte con “irrefutables” opiniones como las de “ya ha pedido perdón”, “si se ha llevado céntimos míos, si ese es el caso, ya se los puede quedar” o “si Hacienda y la justicia han decidido que no es culpable, es que tiene toda la razón”. Y se quedó tan ancha. Y los demás tertulianos, de pasta de boniato.