El show debe continuar

Sin que se me interprete mal, a Sálvame le vino Dios a ver el lunes en forma del aparatoso accidente que sufrió, en vivo y en riguroso directo, Belén Esteban al querer emular una de las pruebas de los concursantes de Supervivientes de los que ahora vive la cadena en bucle: mañana, tarde, noche y redifusiones varias. A Lidia Lozano y a Belén, que ya no está para muchos trotes físicos, las colgaron de una especie de trapecio para aguantar su cuerpo serrano. La “princesa del pueblo”, en minifalda (como si no supiese que lo iba a hacer) comenzó quejándose de que se le iba a ver todo (es cierto, se le vieron sus bragas negras).

Luego aguantó exactamente dos segundos antes de caerse. ¿Resultado? Fractura de tibia y peroné. ¿Eso importó algo al programa? Al contrario. Les permitió vivir de la caída toda la tarde. Tras el percance pasaron a publicidad (una cosa es una cosa, y otra es otra) y repitieron la caída, a cámara lenta, hasta en nueve ocasiones. Vinieron los médicos, sí, pero Jorge Javier quiso seguir el espectáculo minimizando las quejas de Belén: “El tobillo no es el corazón.”