BOIG PER TU
Ganó quien tenía que ganar
Acabó Eurovisión 2022 pulverizando récords de audiencia y dejando constataciones palmarias: la gala es demasiado larga (con momentos ciertamente tediosos); sobra friquismo y salvo algunas excepciones falta calidad; la excesiva y desmesurada puesta en escena se come a las virtudes musicales de los participantes y decididamente hay que suprimir el voto de los jurados nacionales, supuestamente formado por expertos. Desde que se instauró el televoto no ha ganado nunca (¡ojo, nunca!) ninguna canción propuesta por ellos. Dicho esto, Ucrania ganó porque tenía que ganar gracias a las redes sociales cuando no era, ni de lejos, el mejor tema a concurso. Eso sí, todos contentos con la satisfacción del deber cumplido y por haberle dado con un Micrófono de Cristal en todos los dientes a Putin. España, en un hecho que ya no se recordaba, calló muchas bocas (bueno, ahora todos son chanelistas con la inamovible fe del converso) con su SloMo que, de hecho, fue segunda porque el ganador de verdad fue la canción británica. Y para gozar, ver de nuevo en acción a Gigliola Cinquetti.