Caos en la Vuelta de TVE

Podemos aceptar aquella sentencia de Felipe II cuando, ante el descalabro de la, teóricamente imparable, Armada Invencible, soltó aquello de “no mandé a mis naves a luchar contra los elementos”. De acuerdo, pero estamos en el siglo XXI, con todos los adelantos técnicos habidos y por haber, y contemplar el caos, televisivamente hablando, que supuso la retransmisión de la sexta etapa de la Vuelta a España entre Bilbao y la llegada en alto de Pico Jano en San Miguel de Aguayo ponía los pelos como escarpias. Si fuéramos Pedro Piqueras, añadiríamos sus clásicos calificativos de “pavoroso”, “horripilante”, “dantesco”, “espeluznante” para explicar lo que se vio durante el ascenso final y la llegada en la línea de meta: lluvia, frío, niebla.

Pero el caso es que seguíamos la etapa desde casa y acabamos sin enterarnos de casi nada. La audición fue francamente mejorable.. Las imágenes, penosas, limitándose a las cámaras motorizadas (las fijas, nada), con lo que se perdió la llegada del ganador.

Y la rotulación, ubicando a los escapados en pantalla y aspirantes al triunfo, inexistentes.