BOIG PER TU
Vuelve la contraprogramación
La contraprogramación fue un mal que se adueñó de las televisiones generalistas durante los noventa, cuando unas y otras cadenas jugaban al gato y al ratón escondiendo sus programas para sorprender a la audiencia, fastidiar a la competencia y arañar puntos en el audímetro nacional. Sin embargo, lo que consiguieron fue cabrear al personal y obligar a cerrar a numerosas publicaciones que vivían de anunciar lo que podría verse los próximos siete días. Fue tal el caso que desde Moncloa tuvo que decretarse una ley que impidió cualquier cambio con menos de quince días de antelación.
Sin embargo, esa bonanza ya ha desaparecido. Porque la cosa ya habrá prescrito, por desidia de los controladores o mala fe de los que programan, la cosa vuelve a estar complicada. Comenzó Telecinco –siempre ha de haber un primero– moviendo sus programas arriba y abajo de la parrilla para recuperar su liderazgo perdido, pero ya la siguen todas: Antena 3, Cuatro, La Sexta e incluso hasta La 1, que está cambiando su programación de enero casi sin avisar.
O sea, un verdadero desastre.