Así no avanzamos, no...

En el humor, como en la vida, hay de todo: gags buenos, regulares y malos, chistes afortunados y desafortunados, serviles con el poder e incorrectos con él.. El premio o el castigo debería de estar en el lector, espectador o radioyente que seguiría, o no lo haría nunca más, al autor. Y aquí debería de concluir todo.

Sin embargo, usamos, y abusamos de lo de “intolerable” según si la mofa o befa afecta, o no, a uno de los nuestros o a aquellos que, con la broma en cuestión, pondrán trabas, total o parcialmente, a los negocios, con pingües beneficios que estamos llevando a medias. El último ejemplo lo hemos tenido en TV3 (cadena que, por cierto, ya tiene la mano rota en estos menesteres) con el gag de su colaborador Manel Vidal, fulminantemente despedido en Zona Franca. Si aplicáramos el mismo rasero en todo, las redes sociales ya no existirían o el plató de Sálvame estaría siempre vacío.

Y aún más, en El desafío del viernes Boris Izaguirre soltó en una prueba conjunta: “Aquí Mariló.. y un Mari.. cón.” Todo fueron risas.

¿Y si la frase la suelta Mariló Montero, qué hubiese pasado?.