Ni mejor, ni peor... diferente

Vaya por delante que sustituir a Sálvame, después de 14 años adoctrinando a la audiencia en una determinada forma de hacer televisión, no es fácil. Y menos, el primer día. Pues eso es lo que le pasó a Sandra Barneda, y su compi, César Muñoz, con su Así es la vida.

Su estreno –el efecto arrastre de la telenovela Mía es la venganza tampoco ayuda demasiado, la verdad– fue correcto pero no para echar cohetes. Un 10,7 cuando Sálvame no bajaba del 12.. Hay que darle margen y días de gracia, no demasiados tampoco, porque en septiembre llega Ana Rosa con toda su artillería pesada como azote de irredentos izquierdistas, separatistas e independentistas.

El caso es que el programa nos pareció una variante light de su antecesor, con temas similares, pero con ambiente de buenrollismo generalizado. Trasiego de colaboradores por el renovado plató y despliegue de reporteros por la geografía española. No hubo exclusivas ni maledicencias.

Es decir, no fue un Fiesta laborable, para entendernos. Nos pareció más un Aruser@s de sesión de tarde, que ya es ser.