BOIG PER TU
‘Supervivientes’ es lo que tiene
En la excelente El crack 2, Arturo Fernández, un excelente y sofisticado villano de turno, le confiesa en el tramo final de la película a Alfredo Landa que investiga un caso de trapicheos en una farmacéutica que “no, Areta, no, nuestros medicamentos no matan.. simplemente no curan”. Salvando las distancias, es la sensación que nos sobrevino esta semana en la gala final de Supervivientes, el reality que en esta edición se nos ha antojado cansino e interminable.
Ojo, no hablamos de tongo, pero existen tantos condicionantes, e incluso por contrato, que nos podemos creer que todo es posible. Los finalistas, ya en plató, eran Bosco Martínez-Bordiú, de apellidos aristocráticos y sobrino del mismísimo Pocholo, y Adara Molinero, experta en realities, malos rollos y romances de corto recorrido (mismamente, ahora sostiene uno con el vencedor). Todo normal.
Lo malo es que cuando Sobera dio la entrada en el programa soltó, cuando aún el personal andaba votando, que “no ha ganado, pero se lo merecía”. La explicación oficial, un día después, fue que fue un fallo del guion. ¡Ah!