Un anuncio de lo más cruel

La marca Ikea, a la que los torpes como yo jamás acudimos porque somos incapaces de entender el manual de instrucciones, ha lanzado a lo largo del 2023 una campaña promocional en la que explican que con un poco de imaginación, y con escaso presupuesto, se puede convertir cualquier rincón de tu casa es una especie de paraíso hogareño. Al grito de “Móntate una vida mejor” el espectador asiste como en un pis pas el habitáculo antiguo se convierte en una joya para envidia de vecinos y curiosos. Nada que objetar.

Pero en la última de las promociones ya no es lo mismo. La están emitiendo todavía en todas las cadenas. Anda el marido en su rincón, con sus cosas, y disfrutando del maquetismo naval.

Y se presenta la señora anunciando cambios con la excusa de “total no lo usamos para nada”. Y cuando el señor se atreve a protestar, “¿Cómo que no lo usamos para nada?”, del cielo caen los clavos y su santuario, lleno de recuerdos, queda sustituido por una habitación de diseño, sin sus cosas y sin el barquito que tenía en las manos. Nos sentimos corporativos ante tamaña crueldad.