BOIG PER TU
La empatía o se tiene, o no
El foraster es lo que tiene. Siempre es un poco más de lo mismo pero nunca es igual. Esa es la clave de su éxito que le convierte en el mejor programa de la parrilla televisiva de TV3. Cambia el nombre de las localidades a visitar, las calles, el paisaje, los vecinos, pero Quim Masferrer siempre encuentra el punto de empatía que convierte en cercano lo que en otras manos hubiese sido un engrudo difícil de tragar. En su última entrega se dio un garbeo por la Vall d’Àneu. Le podemos perdonar que el capítulo se grabase hace meses, pero sin duda fue una promoción impagable que la Diputació de Lleida, es de suponer, ha agradecido en lo que vale. Su recorrido por Esterri, Espot, Isil o Estaron dejó perlas impagables. Desde vecinos, a caballo entre ser friquis y entrañables, hasta detalles tan sensibles, pero no sensibleros, como el de Joan, el vecino de Estaron que ha sido capaz de vivir 30 años solo en la localidad pallaresa. Ahora es feliz, y ya son 16 vecinos. La pregunta que queda en el aire es esta: ¿Qué pasará cuando ya no le queden pueblos pequeños, que no anónimos, por visitar?