BOIG PER TU
Más impostado, imposible
Ayer martes se estrenó en Disney+, modalidad streaming, la primera entrega de Isabel Preysler: Mi Navidad. No solemos comentar en esta sección nada que no sea en abierto, pero después de haberlo visto con antelación, no podemos resistirnos a la tentación de comentarlo. Hacía tiempo, yo creo que nunca en los muchos años de crítica televisiva que llevamos encima, que no habíamos asistido a nada igual: un empalagoso pastiche donde todos parecen actuar, y mal además, de la manera más impostada posible, y donde cualquier atisbo de realidad y credibilidad brilla por su ausencia. Ver cómo Isabel Preysler (Manila, 1950) prepara sus fiestas navideñas en compañía de los suyos es tan empalagoso que se puede sufrir un subidón de azúcar con los riesgos que ello comporta para la salud. Desde la exclusiva de su desayuno: agua de Jamaica, agua caliente con lima, zumo y pieza de pomelo, kiwi y semillas de lino, hasta los preparativos de la mesa –de lujo, claro–, con sus hijas Tamara y Ana y videoconferencias con los otros tres, resulta francamente insoportable.