¿Para cuándo una directora?

El concierto de Año Nuevo, cada mañana del primero de enero, desde la Sala Dorada del Musikverein de Viena, es otra de las tradiciones de las fiestas navideñas que, al menos en casa, no nos saltamos por nada del mundo. Lleva ya 83 ediciones y habré visto y disfrutado más de cuarenta. Siempre parece lo mismo, pero siempre es distinto. Por ejemplo, en la presente edición, pudimos ver en el palco de honor a Nadia Calviño, flamante presidenta del BEI. El concierto esta vez estuvo dirigido por Christian Thielemann (Berlín, 1959), director con fama de cuadriculación teutona y poco dado al espectáculo, aunque en algunos momentos del espectáculo, como recordó en sus comentarios Martín Llade, el sustituto del añorado Pérez de Arteaga, en su retransmisión, parecía soltarse por momentos con su particular revisión del clásico Danubio Azul. En total, 55 millones de espectadores siguiéndolo en directo. Todo un récord. Y una reflexión. Con 83 ediciones a sus espaldas, ya sería ya hora de que lo dirigiera una mujer. En el 2025, será que no. Le toca a Riccardo Muti.