Anabel Pantoja es gafe
Hay que reconocerlo. Anabel Pantoja (Sevilla, 1986), la sobrinísima, está gafada. Nada de lo que intenta, al menos televisivamente hablando, tiene recorrido. Llegó, ya hace años, a los platós televisivos de Mediaset por ser quien era cobijándose a la sombra de la pantojil cantora y alcanzó su techo cuando desde Sálvame le pusieron en bandeja y en directo su esperpéntica boda en la canaria isla de La Graciosa. Su matrimonio, parafraseando al maestro Sabina, duró menos de lo que aguanta un cubito de hielo en un whisky on the rocks. Pasó por más platós y reality, pero ninguno cuajó. Su último intento fue desnudarse, por una causa benéfica, al estilo The Full Monty, en un programa que fue un fiasco de audiencia (de hecho, ya se había desnudado mucho en las redes sociales). Ahora vuelve a TardeAR, acogida por Ana Rosa que busca repuntes de audiencia con una sección viajera en la que explicará sus vivencias, que ya es explicar. Sin embargo, su mediático fichaje ha quedado eclipsado al coincidir, que ya es mala pata, con el de Victoria Federica en Antena 3. ¡Lo dicho, gafe!