¡Hay que ser muy ruin!
La RAE define ruin como algo vil, bajo y despreciable. El concepto se ajusta como anillo al dedo a los contenidos de los programas televisivos, mal llamados “del corazón”, cuando deberían ser calificados como de disección de vísceras. Ya sabemos que en ellos el buen rollismo (salvo promociones interesadas) no tiene cabida. Se es más de la maledicencia y el falso rumor sin confirmar disfrazado de exclusiva. Son, como definía el maestro Jardiel Poncela, como las tinajas de Soria: diáfanas en la superficie y turbias en el fondo. Pues bien, un ejemplo palmario de todo esto lo hemos tenido este pasado fin de semana en el execrable Fiesta, de Tele 5, presentado por Emma García. Al maratoniano espacio le cayó como agua de mayo el fallecimiento de la actriz Silvia Tortosa. Pero en vez de glosar sus virtudes como actriz, presentadora, cantante y compositora, se centraron en el mal final que tuvo su matrimonio, meses antes de su deceso, y en si su ex debería ir o no a su funeral, habida cuenta de que ella no fue a la de su suegra. Y así estuvieron minutos y más minutos.