Para reflexionar, de verdad

Mediaset, que no se detiene ante nada ni ante nadie, para recuperar el reinado perdido en las audiencias televisivas en este país, ya ha anunciado que ha abierto el casting para una nueva edición de Gran Hermano, superadas las sentencias judiciales por abusos sexuales a una concursante y el abandono masivo de patrocinadores. Han pasado los años pero no han cambiado las cosas. Vuelve G.H. y lo anuncian como una vuelta a sus orígenes, que hicieron de este reality, con ínfulas de estudio sociológico, todo un referente televisivo. Pero, desengáñense. Ya nada será igual. Aunque los aspirantes en vez de conocidos y saludados, sean anónimos, la verdad es que la web del programa se ha colapsado con tantas posibles inscripciones. Es lógico. La mayoría cree que con participar en el concurso, del que se conoce hasta la letra pequeña, ya tienen el porvenir resuelto como influencers y youtubers sin caer en la cuenta de que, al igual que ocurre en el Sant Jordi literario, ya hay más libros publicados que lectores potenciales. Pues aquí, lo mismo, de resabiados aspirantes están ya las redes llenas.