El teatrillo que no cesa
El problema que tienen realities como Supervivientes, lo único que le funciona medianamente bien a Mediaset y que demuestra de manera palmaria el gusto de su audiencia por el morbo, es que de tanto gritar aquello de “que viene el lobo”, como en el viejo cuento, ha perdido toda credibilidad. Ya no porque las forzadísimas trifulcas, más o menos guionizadas, chirrían por los cuatro costados, con protagonistas que, bien mirados, interesan lo más mínimo, sino porque como todos los concursantes acuden a Honduras de lo más resabiados, ya saben lo que tienen que hacer y decir en cada momento para que los contertulianos, opinadores y partidarios/detractores les hagan de altavoz en las galas y en los especiales diarios. El caso es que, ahora mismo, dejando a un lado viejas y nuevas polémicas, la actualidad se centra en dos de las concursantes, Laura Matamoros –que bate ya el récord de repescas– y Aurah Ruiz, que están presuntamente ingresadas por lesión. El domingo la cosa giró en torno a ellas, pero después de más de una hora dejaron su alta, o no, para el siguiente programa.