Como para echarse a temblar
Alguna cosa estamos haciendo mal, o la sociedad anda por unos derroteros que no son los más adecuados, cuando acabamos de enterarnos, con los pelos como escarpias, que Mediaset ha recibido 78.000 peticiones –sí, 78.000–, para participar en la próxima edición, la diecinueve para ser más exactos, de Gran Hermano cuyo retorno coincidirá con la conmemoración del vigésimo quinto aniversario de su primera emisión, allá por 1999 en los Países Bajos. El próximo lunes 3 de junio comienza, tras la primera criba, el casting presencial, convenientemente publicitado y reportajeado en los programas satélites de la casa, en Madrid, Barcelona, Las Palmas, Bilbao, Valencia, Sevilla, Málaga y Palma de Mallorca. De aquí saldrán los inquilinos de la casa de Guadalix que les espera con los brazos abiertos a base de malos rollos, parejas nacidas y rotas a velocidad de vértigo y edredonings a toda pastilla. Pero lo triste es que hay 78.000 jóvenes que se creen que el futuro en la vida es eso: ser protagonistas en un reality y que de eso van a vivir el resto de su mísera y vacía existencia.
