Son los putos amos

Porque, consciente o inconscientemente, se lo permitimos, cabría añadir. Pero el caso es que, ahora mismo, vivimos dominados por las redes sociales y por sus apóstoles, llámenlos influencers, streamers o youtubers. Los hay de dos tipos. Los hijos de..., que, sin oficio conocido, más allá de vender exclusivas, tienen como referentes a Tamara Falcó y a Victoria Federica. Luego están los otros que viven de colgar todo lo que les pasa en sus vidas con miles de seguidores que expanden sus “proezas” en progresiones estratosféricas. Eso sí, si alguien fuera de su entorno cuenta algo de ellos, el “pollo” que montan es mayúsculo. El caso es que desde ayer en los programas televisivos del género no se habla de otra cosa que del bilbaíno afincado en Barcelona Ibai Llanos y su ingreso de urgencias en un hospital mexicano por haberse dado un banquete con demasiado picante. Está al otro lado del Atlántico promocionando la globalizada Kings League de su amigo Piqué. Él se ha erigido en víctima y a la vez en portavoz de todo lo que le pasa. ¿Y a nosotros, qué nos importa, la verdad?