‘MasterChef’ resulta agobiante
Ahora resulta que mucho criticar a Mediaset por colocar en el prime time, por la audiencia no por otra cosa, dos y tres entregas por semana de La isla de las tentaciones o Supervivientes, y va La 1, cadena pública donde las haya, y hace doblete con MasterChef, un programa que ha degenerado ya tanto que lo de la cocina es solamente la excusa para ofrecer interminables entregas (de tres horas de duración) en donde impera más la tensión, los malos rollos y las salidas de tono de jurados y participantes que las habilidades ante los fogones. Dejando a un lado si el cansino Boris Izaguirre y el denostado Bertín Osborne justifican su presencia en los de esta semana, cabe señalar que en casa nos dejó agotados el especial del lunes, rodado, hace semanas, en Las Barrancas de Burujón, en Toledo, un enclave paradisiaco, en los embalses del Tajo, que se remontan a 25 millones de años atrás. A pleno sol, sin sombra alguna, los esforzados cocinillas intentaban hacer alguna cosa que luego degustaban, también a la solana, los vecinos y autoridades locales. Agobiante, la verdad.