¡Basta ya de fantochadas!
¿De verdad no tiene RTVE nada mejor que hacer que pagar –cerca de 300.000 euros por capítulo– el esperpento de Hermanos a la obra que estrenó este martes a continuación del España-Francia de la Eurocopa? Llevamos años viendo programas televisivos buenos, regulares y malos, pero ninguno tan insufrible como el protagonizado por dos de los hijos de Julio Iglesias e Isabel Preysler, Julio Jr. y Chábeli. Verlo invitaba a cambiar ipso facto de canal, pero lo aguantamos por motivos profesionales. Fue una apología de la gente guay de Miami, entre mansiones de lujo, textos perpetrados por gente de primero de guiones, escenografía impostada y la sensación de que nada de lo que estábamos viendo era real. Los dos hermanos visitando a sus compis para, sobre el papel, reformarles mansiones que no necesitaban reforma alguna, adornadas por falsos enfrentamientos (Beatriz Luengo no sabía que su pareja, Yotuel, quería cambiarle el armario ropero) o que Julio –¡oh exclusiva!– elabora churros.. Dinero público malgastado y que arrastra, además, una exclusiva en Hola.