Un fracaso más que cantado
Durante el verano, y cuando no lo es también, las decisiones de los responsables de las cadenas televisivas, en un sacando a la arena de las audiencias programas y más programas a ver qué pasa, se asemejan, muy mucho, a las que toman los prebostes romanos en el circo: vamos metiendo gladiadores para ver si alguno logra sobrevivir. Por desgracia, muy pocos (programas y gladiadores) lo consiguen. El (pen)último en caer ha sido Dinastías, la burda copia que Telecinco ha hecho de los Lazos de sangre de La 1. Esto es coger una saga familiar mediática y exprimirla como un limón. Si en RTVE la cosa ha funcionado a medias, después de tres temporadas, en Mediaset se ha estrellado a las primeras de cambio. Joaquín Prat, el gladiador enviado a la arena, se las tuvo con la familia Ruiz-Mateos. El sábado llegó a un mísero 6,9 porque ni sorprende, ni interesa ni con el añadido de las maledicencias marca de la casa. Como no sería la cosa que hasta una reposición como fue la de Atrapa un millón de Antena 3 de la mano de Joanra Bonet tuvo una mejor aceptación.