Luján no tiene suerte, no
La asturiana Luján Argüelles (Salas, 1977) está de pega. Los hados televisivos le han sido esquivos cuando, tras unos largos meses de ostracismo, había vuelto al candelero y, además, por partida doble. En Cuatro tenía, y aún tiene, el reality Quién quiere casarse con mi hijo y en Telecinco, en plan estelar, el concurso El rival más débil. Bueno, este ya no lo tiene. Su audiencia ha sido tan baja, o tan por debajo de lo que se esperaba, que lleva ya tres miércoles, su día en pantalla, sin emitirse. Los dos primeros fueron desplazados por los dos especiales del ¡De viernes!, el dedicado a Julián Muñoz y el de los escarceos amatorios entre el Emérito y Bárbara Rey. Ayer también fue sustituido por un largometraje de lo más comercial. Y aún quedan tres programas, ya grabados, por emitirse, que ahora mismo Mediaset no sabe qué hacer con ellos. En cuanto al show de Cuatro era previsible. El teatrillo, mal guionado además, de un grupo de chicas, se supone que casaderas, intentando ligar con un pimpollo, y sobre todo satisfacer a su mamá, está ya demasiado desfasado, además de incorrecto.