Lo de Galiacho no es habitual
El mundo de los informadores, tertulianos, colaboradores y opinadores de los programas televisivos, sobre todo los del corazón, lo es todo menos normal. Con el móvil en la mano abren la boquita para pontificar de todo y de todos, sin contrastar nada, creyéndose en posesión de la verdad más absoluta y teniendo a las redes como su biblia de cabecera. Y pasa lo que pasa, que tres de cada cuatro cosas que dicen no son ciertas. Pero, muy de cuando en cuando, aparece un profesional, que hace autocrítica y reconoce sus errores sin darle la culpa a los demás. Es el caso de Juan Luis Galiacho (Albacete, 1961), habitual en las sillas y sofás de TardeAR y de ¡Fiesta!, quizás porque además es profesor de Ciencias de la Información en la Juan Carlos madrileña, que pillado en un renuncio, presentó su dimisión que no fue aceptada. Afirmó que Victoria Federica, la nieta del emérito, viajó a Abu Dabi, a la fiesta de aniversario de su abuelo, en jet privado con “pollo” incluido en el aeropuerto. Se ve que no fue tal. Viajó en clase turista y sin polémica. Pidió disculpas y a otra cosa.