Larga y con muchas lagunas
Televisivamente hablando, independientemente de si los premios están bien o mal concedidos, a los Gaudí les pasa lo mismo que a los Goya, Oscar u otras galas. Resultan largos, con poco ritmo y por momentos tediosos. Les chirrió la mezcla entre modernidad y clasicismo que acabó no siendo ni una cosa ni la otra. Ni tampoco el esfuerzo para compensar el cine comercial, que es el que da de comer, y el otro. Dos cosas para acabar. El mejor gag de la noche lo protagonizó David Baute, director de Mariposa negra, Gaudí a la mejor película de animación, cuando, en su intervención, dio las gracias a El 47 por no haberse presentado para ganar ese premio. La segunda. Sigue sin solventarse el apartado de In memoriam (los Goya tienen idéntico problema). Es una cuestión de realización. Sobra la actuación en directo. Para mostrar a los cantantes en el escenario, se pasa a un plano general de los homenajeados, que desde casa no se distinguen, dando la sensación de que hay fallecidos de primera, a los que sí se muestran en primer plano, y de segunda, a los que no.