El curioso caso de TEN
TEN es una cadena en abierto de lo más marginal con escaso contenido y peores registros de audiencia. Se mueve entre el 0,2 y el 1,2. Y nada más. Pero supo en su momento albergar en sus modestos estudios, en un entresuelo madrileño, a los supervivientes de Sálvame y crear su ¡Ni que fuéramos Shhh! que es una especie de más de lo mismo, pero con escasos medios, casi amateurs. Y caramba, la audiencia se les ha ido hasta el 2,2 cuando las cosas les van bien. O sea, casi la han doblado. Pero no se dejen engañar. El éxito de María Patiño, cada vez más sobreactuada; Belén Esteban, que no queda atrás; Kiko Matamoros y Kiko Hernández, que ha vuelto a casa, finiquitadas ya sus ínfulas teatrales, no se debe al programa en sí, sino a las redes sociales. Los cuatro tienen miles de seguidores (¡Bueno, la princesa del pueblo bastantes miles más!) y por eso están siempre con el móvil en la mano. Cada cosa que dicen la cuelgan y los seguidores se desgastan las yemas de los dedos en retuits y likes. O sea, un verdadero éxito, por lo que dicen, sea cierto o no, va a misa. Ahí está el truco.